"Los chicos que se esfuerzan más, no tienen respuesta. Se atiende más a los que se portan mal. "

El Prof. Julio Cesar Labaké, expuso con muchísima claridad sobre la falta de límites en los niños en la escuela como en el hogar. El Licenciado en Psicología y doctor en Psicología Social, expresó que: “el sistema educativo tiene que replantearse la permisividad en la cual a caído” y que “hemos creado una sociedad que se esta habituando a que: todo es igual nada es mejor”. Una entrevista imperdible para reflexionar sobre uno de los temas que mas nos preocupa en la actualidad. Puede leer y escuchar el dialogo del sábado 15 de agosto.

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¿Quién es Julio Cesar Labaké?
Labaké se ha desempeñado como docente en todos los niveles y rector de nivel medio, y ha sido representante por Capital Federal en el II Congreso Pedagógico Nacional, donde coordinó la Comisión 2 sobre Persona y Educación. En la función pública, ocupó los cargos de consejero del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, director nacional de Educación Superior, director de Formación y Capacitación Docente y miembro del Primer Comité Argentino para la integración de la Educación en el MERCOSUR. Ha sido director académico del Instituto Cultural Salamanca de la ciudad de Buenos Aires. En 1997 ha sido incorporado como Miembro Honorario del Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Es profesor extraordinario visitante de la Universidad de la Cuenca del Plata, provincia de Corrientes. En 2004 recibió del Cardenal Jorge Bergoglio, primado de la Argentina, el premio "Juntos Educar", por sus aportes en el campo educativo y por su ejemplo de vida y dedicación para las nuevas generaciones. Está siendo traducido al italiano su libro "Adolescencia y personalidad" para ser editado en Roma. Sobre el tema adopción ha expuesto, entre otros lugares, en el Congreso Argentino de Adopción en 2003. Desde su fundación en Argentina, es profesor de la Escuela de Formación de Dirigentes Universitarios que patrocina la Universidad Católica Argentina (2000-2005).

  • No hay límites. Los padres y los docentes lo han perdido ¿es así?
Mire, hoy mucho de eso en la realidad. No me gusta ser demasiado terminante para decir las cosas, en una forma unilateral. Hay de todo. Hay padres que ponen límites. Pero, hoy en día la experiencia y las encuestas serias, están mostrando, que en la mayoría de los casos hay debilidad y dificultad para poner límites. Hay más permisibilidad y no puesta de límites.
Una de las cosas que han sucedido, es que, lo que eran adolescentes cuando eran chicos. Época en la que todavía mandaban los padres, en algún momento vivieron una verdadera revolución cultural. Entre los años 60 y los 70. En la cual los adolescentes comenzaron a tener otra actitud. Esos adolescentes que se revelaron, que adoptaron una independencia mucho mayor frente a todo. No siempre han madurado. No reconocen, que la tendencia de los adolescentes, a pasar los límites, es natural. Pero la responsabilidad de los adultos a marcar que hay valores, que se deben cuidar, es un deber. Y no resolvieron su adolescencia. Y han guardado ciertos rasgos de adolescencia, que lo siguen viviendo tal cual, como padres, como adultos, como gobernantes. Y eso es sumamente peligroso porque no los capacita para distinguir los valores que reclaman límites y saber poner límites.
  • Entonces nuestros padres también han fallado. Nos han dejado ser más adolescentes
Cambio mucho la sociedad y la cultura. Una cultura que de pronto, en lugar de aceptar que hay un ordenamiento racional de las cosas, empezó a afirmar que “no” había un ordenamiento racional de la cosas. Que lo importante en lo que se siente. Todo eso que se ha llamado la postmodernidad. Fue la abolición del criterio de que había verdades definidas. Entonces, si nada esta definido, todo depende de lo que a mi me parece. Y vino la cultura de la inmediatez. Se hace lo que se siente, cuando eso pasó a ser un criterio de vida, los límites quedaron borrados.
  • Esto genera la idea de hacer lo que siento: hoy no siento ganas de ir a la escuela, siento ganas de no respetar a la maestra…
Hoy siento ganas de divertirme, hoy siento ganas de ver televisión, hoy siento ganas de quedarme durmiendo, hoy siento ganas de contestar mal porque no me gusta lo que me han dicho, hoy siento ganas de tantas cosas… Hemos pasado a depender de las ganas o no ganas, del sentir o no sentir. Olvidándonos que el recurso que tiene el hombre para comportarse como ser humano, no es el sentir solamente, sino el razonar. Y hemos perdido la capacidad de razonar para descubrir si lo que sentimos es bueno para una vida buena vida humana, o no.
  • ¿Cómo volvemos a poner la autoridad frente al aula, la autoridad del padre, cómo se vuelve?
El primer esfuerzo lo tenemos que poner los adultos, para asumir nuestra adultez, ser conscientes de nuestra capacidad de reflexionar, porque tenemos experiencia y hemos aprendido a pensar. Y recuperar la autoridad educativa. Pero esto implica recuperar la sensatez en nuestra propia vida. Si yo no estoy convencido, de que una palabra hiriente, no es lo adecuado para resolver una situación de conflicto. Si no que se debe dialogar. Si yo no estoy convencido, mal podre convencer a mis hijos o a mis alumnos. El problema comienza por los adultos que deben recuperar, profundamente la sensatez y reconstruir la autoridad educativa que hoy, esta profundamente debilitada. Creo que comienza pro ahí.
Y en cuanto a los chicos, comienza en educarlos para que aprendan a pensar, a tener ese momento de silencio y serenidad, que les permite razonar sobre lo que están sintiendo o queriendo hacer. El mismo proceso que viven los adultos en si mismos, deben proyectarlo, promoverlo, desarrollarlo con los chicos, para que todos aprendamos a pensar y aprendamos a guiarnos por la razón y no simplemente por el impulso.
  • Los niños son el reflejo de los adultos, de los padres y de los docentes…
Son dos los reflejos. El reflejo de los padres, que les permiten o no les permiten. Y el reflejo de una sociedad, que es básicamente permisiva. Fíjese como nos quejamos que los ladrones entren por una puerta y salen por la otra, que no hay premios, ni castigos. Hemos creado una sociedad que se esta habituando a que todo es igual nada es mejor. Cuando no hay un sistema de premios y castigos, no se diferencia el valor del disvalor. No se diferencia la virtud, de la maldad. Cuando ocurre esto estamos provocando desde la cultura, a que los chicos se comporten de esa manera. No es solamente cuestión de los padres y los docentes. La cultura hoy, influye de una manera muy discutible sobre las conductas de los chicos. Y los va moldeando con una fuerza que antes era casi exclusiva de los padres, la escuela y la iglesia.
  • El niño que se porta bien termina desanimado. El que se porta mal, el que es un problema en el aula, el que es atrevido, el que es agresivo, el que es violento. Llama la atención de la docente, de la secretaria, de la directora, de la supervisora, la ministra lo tiene que atender. Es todo un caso dentro del aula. Hay reuniones de padres por él. Pero el buen alumno, el que se esfuerza, el que estudia y trabaja, no obtiene esa atención…
Estoy totalmente de acuerdo. Eso esta sucediendo y eso es nocivo para la educación. Necesitamos apoyar el esfuerzo de los que se esfuerzan. La cuestión esta en una mentalidad garantista que siempre está al lado del mas débil. Lo cual desanima a los que intentan hacer un mayor esfuerzo. Lo que está planteando es un problema real. Tenemos que volver a un sistema en el cual, tengamos conciencia social, de que hay cosas que están bien y merecen premio. Y cosas que están mal, y merecen ser sancionadas o al menos removida, porque no ayudan a un proceso de humanización que nos haga vivir mejor a todos. En esto, todo el sistema educativo tiene que replantearse a la permisividad en la cual a caído.

  • El buen alumno también tiene problemas…
Los chicos que se esfuerzan más, no tienen la respuesta proporcionada. Se atiende mas a los que se portan mal. Y no se atiende suficientemente bien, para estimular, para reforzar, para darles confianza en lo que están haciendo bien, a aquellos que realmente están haciendo la cosa en forma correcta.
Este sistema de no premios y castigo. Responde a una ideología horizontalista: queriendo ser todos iguales en dignidad, acabamos borrando el valor del esfuerzo.
En la vida real, después cuando vayan a trabajar, se van a encontrar con que al que trabaja bien lo premian, y al que trabaja mal lo sancionan. Los estamos educando mal, si no los educamos para la realidad. Nadie quiere vivir con un mal educado al lado. Todos queremos vivir con una persona correcta, educada, cordial al lado. Tenemos que educar a los chicos, desde chicos para que sepan que la cosa es así.

2 OPINIONES:

  1. Excelente nota. Deberiamos difundir mas estas opiniones para ayudar a los docentes y padres de hoy.

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  2. Muy buena!!!! la nota. Horacio tenes que repertirla al aire o entrevistarlo nuevamente, creo que ayuda mucho a entender y actuar sobre la problematica de los chicos. Muy bueno el programa y muy buena la nota. La de Daniel tambien hay que repetir.

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